Bienaventurados

7:30 am

Hola, soy Blanco, el eslabón perdido entre una botella de whiskey y un perro. Me gusta

la arquitectura, sin embargo lo único que he podido construir en mis 7 años de vida han

sido borracheras rotas y tristes. Paseo por las mismas calles, sin falta, porque siempre

están con cierto desnivel, y aquí es dónde puedo chapotear a causa de la acumulación

de agua… me recuerdan a mi, algo roto, algo raspado, algo chapoteado, entregando

felicidad a los pocos que les gusta mojarse sus patas.


5:00 pm

Voy camino a casa de Jade, solo para pronunciar mal su nombre y embriagarme con su

olor a nardo y vainilla. Mierda. ¿Que haré?. La amo. Eso creo. O después de tanto me

convenzo con todas mis fuerzas de esto.


10:00 pm

Una fiesta, un lugar dónde todos intentan inútilmente entregarse a la mal llamada

felicidad, pero obedeciendo a la norma de entre más la deseo más la alejo; Me contoneo

entre las personas, siempre es lo mismo, ternura y lástima, y depronto escucho:

-¡No! ¡Que perro tan triste! Freddy, ayúdame aquí.

Llega Freddy con las palmas ensopadas de Whiskey marca Crown Royal. Maldigo su

elección pero como si no lo hiciera lamo hasta la última gota, y si, si sirvió, no solo para

mantener a Jade a mi lado sino para poder olvidar que soy al parecer un perro y de

repente soy las nubes, soy la banca fría de la esquina, soy un libro que hablaba del buen

vino del hotel marques del riscal, soy, soy algo entre la vida y dios.


4:00 am

Los punkos no se parchan con I don’t wanna miss a thing, y eso lo debió saber el dueño

de la casa azul antes de invitarlos. Crack, vuelta, silla, puño, botella, nicotina, Jade, grito,

llanto, luces, sirena, calle, lluvia, camisa de flores tropicales, besos y no sé más.


2:00 pm

“Que linda tarde”, dos hombres hablan; Los escucho mientras respiro el sol de un lugar

que desconozco, me gustan sus voces.

-Que linda tarde, ni parece que esta mañana este joven tan puro, tan limpio, tan sano,

muriera desangrado en el asfalto, con el culo frío y los sueños derrotados.

-El mundo está loco o muerto y terminará por contagiarnos. Dios nos apiade de demencia

y el frenesí.

Terminan de hablar y pienso: Señores, yo conocía a ese chico, no era tan sano, ni tan

limpio, ni tan puro como ustedes creen, al igual que yo, una representación más de lo

que en las leyes terrenales no se debe ser. Pero ¿Alguien podría enseñar a las almas

derrotadas y destruidas como no serlo?


6:00 pm

El cielo estaba herido, como siempre.


Por Laura Lucia Solórzano Galvis

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