Espérame un poco

En el verano de 1940 Polonia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Holanda y Francia tras

sus desastrosas derrotas ante la blitzkrieg alemana, han sido sometidas al Tercer

Reich, ahora el reino unido, se enfrenta en solitario a Alemania. Tiempos oscuros

se avecinan sobre Europa. Las calles de parís, hasta hace unos pocos días, tan

llenas de vida con el típico ajetreo de la gran urbe, se encuentran ahora cubiertas

con un velo de tristeza y derrotismo, los hombres con forma de estatuas que se ven

en cada esquina con sus uniformes alemanes, y las gigantescas banderas que

ondean con descaro , son un filoso recuerdo de lo mucho que se ha perdido, ni

siquiera la más bella de las criaturas puede escapar ese ambiente mortecino, pues

por estas mismas calles deambula una mujer de belleza admirable, pero cuyo rostro

no refleja ningún otro sentimiento mas allá, que el que evocan las frías estatuas de

un cementerio. Esta dama tras alejarse con pasos firmes pero lentos, parece

detenerse pesadamente frente a una puerta, una puerta cualquiera, de una casa

cualquiera, pasados unos minutos, sentada en una mesa con un poco de luz,

empieza e escribir.


“Dime Jean, ¿cómo estas allá? Ya hace tiempo que no te veo; no te burles de mí,

sé que ha pasado solo un mes, pero sabes bien que eso es una eternidad. Dime

como no puedo extrañarte, si cuando cierro mis ojos yo solo veo los tuyos, mi madre

me dice que esto solo me hace daño, yo también quisiera escribir otras palabras,

pero eso solo es posible en los sueños. Ah espera un poco, me duele la cabeza…

bueno eso también es culpa tuya, todo lo que veo me lleva a ti de nuevo, todo es

igual que antes, solo que ahora no hay tanta luz, Jean contemos un poco, uno, dos,

tres para que todo vaya mejor. Pero mira querido, sigue de noche, parece que el sol

se ha ido. No es la primera vez que te escribo amor mío, he pasado tiempo

escribiendo estas líneas y sabes Jean, todavía me pregunto ¿es realmente útil? A

veces dicen que el tiempo pasa cada vez más rápido, pero a mí me parece que

cada día es más lento. Podría hacerte poemas como antes, pero eso no tiene ningún

sentido. Quisiera volver a vivir todas esas noches de verano, pensando en ellas,

fluyen tantos bellos recuerdos. Ya sé que no se puede querido, no tienes que

decírmelo, pero he pensado en algo, ¿consideras que morir es algo cobarde? Sé

que todos mueren, pero sabes bien a que me refiero, ¿acaso tiene algo de malo

esto que quiero Jean? Seguir viviendo sola es lo mismo que no estarlo, ¿Qué tiene

de malo morir por aquello que amas? Yo sé que todo será mejor que ahora. Jean

no creas que es fácil para mí, cada una de estas palabras que te escribo me dan

nauseas, quiero vomitar, me duele la nariz y mis ojos empiezan a pesarme, pero si

lo pienso mas no seré capaz de hacerlo, yo solo quiero estar contigo. Te responderé

yo. Elegir morir no creo que sea de cobardes, tú lo hiciste por todos nosotros, yo lo

hare por ti. Quizás yo sea egoísta, no como tú, perdóname eso querido mío.


Un vaso de agua, un trago. Ah Jean ya no me duele la cabeza. Parece que te veo,

espérame un poco ¿sí?

Siempre tuya. Sofía “.


Por Juan Felipe Hernandez Arango



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